Ya una vez arriba, se sabía que Los Prisioneros harían de las suyas, y en la etapa que está este país, seria mal visto hacer gala de una censura solapada. Por tanto, la posibilidad de cortar el show era inviable, y para regocijo de todos los que esperamos que en un escenario artístico como el de Viña todas las expresiones políticas y culturales tengan cabida, esto no ocurrió.
Y desde el primer momento entraron con todo, con la furia que los transformó en leyenda. El vocalista, motivado y transgresor, entró dando el primer puñetazo: «¡A ver esa pifia! Toda la Quinta pifiando, vamos. ¡La pifia, más fuerte! ¡Queremos pifias!», dijo irónicamente y se echó la concurrencia al bolsillo.
El curita con el sermónEn el canal de la televisiónLuego la propaganda del celularCon la mina con el poto al aire.El curita con la censuraEn cierto canal de televisiónLuego las minas con las tetas operadasCon la propaganda de cerveza.El señor que no puede hacerLa propaganda del condónEl parece que quiere que todo el mundoMuera de SIDA.El curita con el sermón (sexo).El curita con el sermón (sexo).El manso culo en la televisión (sexo).El curita con las palabras al cierreEl curita hablando de amor de JesúsPero cuando torturan y matanSe queda callado.Puesto que los que mataronEran comunistas anticristianos.Puesto que a quienes torturaronTenían vacías de armas las manos.Y con toda esa torturaSu canal, los bolsillos se llenaron.
Para los más observadores, parecía que cuando vino el turno de ‘Paramar’, González señala a Narea como dedicándosela, pero pensándolo mejor, con una mirada menos farandulera, menos fantástica y más conciliadora, creo que lo señala porque el comienzo de la canción comienza con los riff de Claudio, el gesto de González para los más optimistas es entonces de pleitesía para con su compañero. Así, luego parte con la furiosa ‘¿Por Qué No Se Van?’.
‘Latinoamérica Es Un Pueblo Al Sur De EE.UU.’ es otra excusa más para que el Subcomandante González vocifere contra lo que no le parece. Acá, cambia a su antojo la letra de la canción para disparar en contra los yanquis:
El Ejército de los Estados UnidosDice que hay que ir a la guerraToda Latinoamérica le chupa el miembroY está dispuesta a avalar esa matanzaPara que los mismos yankees nos vendanEl petróleo, a precios de alza.George Bush dice que hay que matar a los árabes¡Puesto que tienen las reservas de petróleo más grandes!Y las necesita, porque él, precisamente, es un tejanoMillonario y dueño de una petrolera.Y Latinoamérica dice que sí (¡NO!, grita el público)«Vamos a la guerra», que sí (¡NO!)«Que invadan las fronteras», que sí (¡NO!)«Que asesinen a niños y a mujeres», que sí (¡NO!)El periódico está feliz, la tele está felizEl noticiario está feliz, todo el mundo está feliz.Van a tener las noticias de la masacre en directoVan a vender diarios, noticias, con los bombardeosY se pondrán del lado del más fuerte, una vez másComo lo hicieron en aquellos años de la dictadura.El periódico dice que es muy patriotaPero entrega todo a los gringos que nos ven las pelotas.Yo quiero al hermano argentinoYo amo al bolivianoYo adoro al peruanoY si alguien tiene un problema con esoBien puede lamerme el ano.
Era el turno de ‘Lo Estamos Pasando Muy Bien’, y se notó la distancia emocional de los integrantes; florece toda la descordinación de un grupo que se reúne sólo para ciertas ocasiones, pero también florece la imperfección del punk, y vuelvo a agradecer lo desprolijo del show en vivo. Todo da un giro en 360º y como si estuviese programado salta ‘¿Quién Mató A Marilyn?’. Sólo para mostrar el escenario y la tecnología de las nuevas instalaciones de la Quinta Vergara, el público canta, grita y disfruta cada minuto que pasa.
De pronto, se silencia todo, se minimiza la iluminación del escenario y con esto se viene un momento especial (dentro de los tantos que hubieron), comienza Jorge González a entonar ‘Estrechez De Corazón’, dedicada completamente a Claudia Carvajal, la ex-esposa de Claudio Narea. La cámara se queda con el rostro del guitarrista de la banda y pareciese que éste toca con el corazón en la mano, como remontándose a aquel año 1989 en donde golpeó con tanta fuerza a su compañero de banda tras la traición, que según sus mismas palabras: “ fue el golpe más fuerte que he dado en mi vida”. Mientras tanto, Jorge del otro lado canta con el alma, y alarga cada estribillo con tal pasión que pareciese que Claudia es los 25.000 espectadores que en frente tiene. Tal canción sólo podía salir de un conflicto emocional de este tipo, de una sensibilidad extrema y una mentalidad a veces neurótica.
Pasa un tiempo, reciben «la Gaviota», y se escucha una de las mejores canciones de rock de todos los tiempos: ‘No Necesitamos Banderas’. Suena como un himno, como en todos estos años, y Jorge González con su bajo tocado con rabia y feroz dedicación, grita «¡¡NOOOOOOOOO!!» para terminar la estrofa, y se manda un discurso de aquellos, en donde recalca la necesidad de manifestarse en contra de las guerras y abusos y, por sobre todo, la necesidad cierta de hacer de América Latina un pueblo más unido y más hermano, y por ende más fuerte, en el buen sentido de la palabra, claro está.
Los Prisioneros, desafiantes como siempre, cumplían su promesa y daban un nuevo paso en su trayectoria. Y hacían historia. Como nadie en aquel Festival de Viña 2003.